Los
autos cortan y zurcen
el
paño del silencio
aliñando
la
reposada conversación
entre
las cosas
mientras
se escuchan
los
telegramas de la lluvia
que
camina con su horda
de
pasos diminutos.
La
luminaria
estila
sus rencores
junto
a un puñado de cables
y
mira hacia abajo
la
bandada de paraguas,
como
murciélagos floridos
-
Es bueno saber
que
hay alguien mas
colgando
de este poste...
aunque
sólo parezcan
espejismos
oscuros
que
marcan con sus rayas
a
las nubes que caen.
-
Aunque te duela
en
este sitial somos familia
le
responde
-
En cambio tú estas sola
pendiente
del espejo deforme
que
crece en la cuneta
todo
para escribir de luces
en
idiomas que nadie entiende.
-
Ustedes inventan habladurías
que
gotean en la oreja de la noche
para
esconder
todas
sus curvaturas y tropiezos
-Nosotros
de
todo eso no estamos ni ahí.
Viajamos
por lo que queda de la brisa
para
estirar el dolor mojado
entre
horizontes
y
dibujar sonrisas vidriosas
en
la cintura del aire
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