Cae la llovizna
en su disfraz
de harina triste
y uno a uno
va
tiñendo de oscuro
todos
los pasos.
Sin la algazara
de su abuela la lluvia
trasmina de frío uno tras otro
los argumentos de las hojas.
Les dibuja gotas niñas
esperando el instante
de cargar con batallones
de lágrimas mentirosas.
Acolchada en el silencio
de una nube derrotada
ataca la llovizna
desde el rallador de estrellas,.
Vistiendo de novia gris
declama sus rimas impalpables
para engatusar
al mundo de los pájaros
diciendo que ella
no tiene parentesco alguno
con la muerte.
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