sábado, 15 de septiembre de 2007



Se ha dicho que la poesia es más, tanto más que el buen decir. Y se cuida uno del declamar y el describir. Pero a veces, la poesía como decía Machado está más allá de toda letra, toda rima, toda imagen o cadencia. Nos sobrecoge al pillarnos en el estado mental justo. Eso me ha pasado con este largo verso al crepúsculo, en realidad, al crepúsculo del amor. Que parte tan lento y pesado pero que a poco andar, vuela tremendo para perderse en el infinito de las ansias. Destaco presuntuosamente lo que más me impacta.
Me ha abrillantado los ojos con un proyecto de lágrima, cálidamente dedicada.


Hora de soledad y de melancolía,
en que casi es de noche y casi no es de día.
Hora para que vuelva todo lo que se fue
hora para estar triste, sin preguntar por qué.

Todo empieza a morir cuando nace el olvido.
Y es tan dulce buscar lo que no se ha perdido...
¡Y es tan agria esta angustia terriblemente cierta
de un gran amor dormido que de pronto despierta!

Viendo pasar las nubes se comprende mejor
que así como ellas cambian, va cambiando el amor,
y aunque decimos: ¡Todo se olvida, todo pasa...!
en las cenizas, a veces nos sorprende una brasa.


Porque es triste creer que se secó una fuente,
y que otro beba el agua que brota nuevamente:
o una estrella apagada que vuelve a ser estrella,
y ver que hay otros ojos que están fijos en ella.


Decimos: ¡Todo pasa, porque todo se olvida...!
y el recuerdo entristece lo mejor de la vida.
Apenas ha durado para amarte y perderte
este amor que debía durar hasta la muerte.

Fugaz como el contorno de una nube remota,
tu amor nace en la espiga muriendo en la gaviota.
Tu amor, cuando era mío, no me pertenecía.
Hoy, aunque vas con otro, quizás eres más mía.

Tu amor es como el viento que cruza de repente:
Ni se ve, ni se toca, pero existe y se siente.
Tu amor es como un árbol que renunció a su altura,
pero cuyas raíces abarcan la llanura.

Tu amor me negó siempre lo poco que pedí,
y hoy me da esta alegría de estar triste por tí
Y, aunque creí olvidarte, pienso en tí todavía,
cuando, aún sin ser de noche, dejó de ser de día

POEMA PARA EL CREPUSCULO
José Angel Buesa

No hay comentarios: